#ElPerúQueQueremos

Múltiples primeras veces

Publicado: 2009-05-15

Este es mi cuarto intento de tener un blog. No sé si soy yo o es el formato o es el tiempo o es simplemente que las matemáticas han invadido mi vida de formas inesperadas, pero hasta ahora se ha cumplido perfectamente una progresión maligna que ha hecho que el número de posts que logro escribir en mi blog responda a la siguiente fórmula:

p = n + 1

En el que:

p: número de posts que dura el blog.

n: número de blogs que he tenido.

Cualquiera que haya salido del colegio (y que no haya tenido un accidente automovilístico que le borró la memoria después), podrá concluir que mi tercer blog duró cuatro posts. Ese fue el primero que tengo la certeza de que alguien más leyó (los otros eran una especie de desahogo online) y la historia es algo que prefiero dejar ahí no más.

Una de las posibilidades que barajaba era continuarlo, bajo el título de No me quiero casar, pero me puse a pensar que era un poco meter el dedo en la herida, arrancarse el pellejo, pasarse hojas bond por los espacios entre los dedos, ustedes entenderán.

Lo que sí, ese blog se cerró después del cuarto post, pero hubo uno abortado, un fetito que nunca vio la luz del día ni recibió palmada en el poto ni nada por circunstancias ajenas a la voluntad de su madre. Me parece un poco injusto con él, después de las nueve horas que pasó en mi cerebro, que se quede flotando eternamente en el limbo de los posts sin publicar. Así que lo pondré en la próxima entrada.

Los que quieran leer los cuatro posts que le precedieron, pueden buscarlos, por ahí están. No los incluiré acá ni volveré a hablar del blog anterior (solo iré actualizando mi currículum periódicamente), pero a este sí me provoca pasearlo con cochecito por la blogósfera.

Porque tan ofensivo, tan vulgar, no era.


Escrito por

alecosta

Femenina periodista (no feminista) con una obsesión por aplicar los parámetros de la ciencia a su vida sentimental. Cree que ha encontrado la fórmula para atraer a los hombres que le gustan y mantenerlos a su lado (y felices) por el tiempo que a ella le provoq


Publicado en

Cascos ligeros

O de cómo sobrevivir licenciosamente en Lima